19/11/07

Las Bacterias: La Vida Y La Muerte

Las bacterias son los seres vivos autónomos más simples y los más antiguos pobladores de nuestro planeta. Ellas ocupan la Tierra desde hace casi cuatro millardos de años, el Hombre sólo desde hace cuatro millones.
Las bacterias están formadas por una sola célula y tienen un tamaño que varía entre 1 a 10 micrómetros, es decir, una millonésima de metro.
Bacterias hay por todas partes. En la superficie de la Tierra, en el suelo donde, asociadas a las leguminosas, algunas de ellas asimilan el nitrógeno del aire para transformarlo en otros compuestos (nitratos y amonio) asimilables por las plantas. Todo el ciclo de la vida depende de este proceso.
Las bacterias se reproducen extremadamente rápido. Para darnos una idea, una sola bacteria se duplica cada veinte minutos. En cuarenta minutos tendremos cuatro, una hora después ocho, y así sucesivamente. En un día, una sola bacteria puede dar origen a una cantidad descomunal de otras. Afortunadamente hay fenómenos que limitan este crecimiento.
En nuestro cuerpo el número de células bacterianas es superior al número de nuestras propias células. Y esta presencia es, no solamente útil, sino indispensable: no podríamos ni alimentarnos, ni digerir nuestros alimentos sin las bacterias de nuestro intestino.
¿Pero que tanto hacen esas bacterias?
Ellas nos procuran algunos nutrientes esenciales y segregan las enzimas indispensables para la digestión.
Las bacterias están en el origen de todos los procesos necesarios para la vida: la fotosíntesis, la quimiosíntesis y estabilización de la vida. Hoy se cree que las bacterias son los organismos vivos responsables del equilibrio que se establece entre la vida y el clima.
Pero algunas bacterias, una minoría de ellas, son los microbios responsables de terribles enfermedades: la peste, la cólera, la sífilis. Los famosos estafilococos son las bacterias de la infecciones.
Combatimos a estas bacterias perjudiciales con antibióticos. Pero, como ya mencionamos, las bacterias tienen una gran capacidad de reproducción y por esto desarrollan una gran cantidad de mutaciones, algunas de estas mutaciones son resistentes a los antibióticos. Este fenómeno de selección se produce cada vez que usamos un antibiótico, lo que es inevitable en muchos casos, pero que cuando se abusa de su utilización contribuimos más bien a su fortalecimiento.
Estamos obligados a inventar antibióticos nuevos para contrarrestar esta capacidad de adaptación. Una lucha sin tregua de libra cada día entre el hombre y las bacterias perjudiciales.
Estos minúsculos seres tan amablemente vigilantes de la vida pueden también ser temibles asesinos.

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