4/11/07

El Gas Mostaza: Un Asesino Que Puede Salvar Vidas


El día 3 de diciembre de 1943 a las 7 y media de la noche los bombarderos alemanes atacaron el puerto de Bari, al sur de Italia. Una bomba cayó sobre un buque americano anclado cerca del puerto y cargado de explosivos y cien toneladas de gas mostaza.

El buque explotó y una nube de gas mostaza envolvió la zona del puerto. Aunque las alarmas se activaron, fue demasiado tarde para muchos soldados y civiles.

El gas Mostaza es un líquido irritante que al hervir produce vapores tóxicos, que en pequeñas concentraciones pueden provocar malestares en las personas, e incluso su muerte. Su nombre deriva de su color y olor parecidos a la mostaza, y fue utilizado por primera vez, durante la Primera Guerra Mundial, por el ejército alemán.

El Dr. Cornelius Rhoads, médico investigador americano, y que se encontraba en ese momento en Bari, estuvo a cargo del tratamiento de los afectados por el gas.

Rhoads observó la acción del gas mostaza sobre las células sanguíneas de los afectados: a los pocos días de la exposición al gas la cuenta de los glóbulos blancos caía prácticamente a cero. Dependiendo del nivel de intoxicación algunos pacientes morían y otros se recuperaban, muchas veces con ayuda de transfusiones.

Pero la observación de Rhoads fue más precisa: los pacientes afectados raramente sufrían infecciones y no había evidencia de ningún otro daño en los tejidos. ¿Era entonces que la toxicidad del gas mostaza afectaba solamente a los glóbulos blancos? Y si era así ¿podría usarse para tratar la leucemia?

La leucemia es una afección caracterizada por la producción excesiva de glóbulos blancos.

La observación de Rhoads dio inicio a la utilización de la quimioterapia para el tratamiento del cáncer. Pocos meses después un oncólogo en Chicago trató con éxito a pacientes con leucemia y enfermedad de Hodking utilizando gas mostaza y compuestos afines.

Como arma de guerra el gas mostaza no tiene antídoto. A pesar de la prohibición internacional, Irak lo usó, contra las tropas kurdas rebeldes, y contra las tropas iraníes en la guerra del 83-88.

La mente clara y benefactora del Dr. Rhoads convirtió un arma de guerra en una terapia para salvar vidas. La ciencia la hacen los hombres y las mujeres y también deciden su utilización: el mismo conocimiento que se requiere para destruir puede ser útil para construir.

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