24/11/07

La Noche de San Lorenzo


El 10 de agosto del año 258, el cielo se iluminó de estrellas fugaces que parecían venir de la constelación de Perseo, las estrellas cayeron del cielo como luces de bengala, era la Noche de San Lorenzo.
Dice la Historia que ese día, un prefecto de Roma ordenó a un diácono cristiano llamado Lorenzo, que entregara los objetos valiosos de la iglesia. Lorenzo se presentó a la prefectura con un grupo de pobres y mendigos, mostrándolos como los tesoros de la iglesia. El prefecto indignado mandó a matar a Lorenzo. San Lorenzo fue atado a una parrilla de metal y asado en las brasas mientras el cielo ofrecía su baño de estrellas. Cada 6 años por la misma época se veía la misma lluvia de estrellas fugaces, que la gente llamó las “lágrimas de San Lorenzo”.
Una lluvia de estrellas fugaces es polvo de la cola de un cometa. Son partículas con tamaños tan grandes como una frambuesa y tan pequeños como un grano de arena, que al entrar en contacto con la atmósfera de la Tierra se encienden.
Cuando un cometa pasa por el interior del Sistema Solar los gases y materiales de la superficie del cometa salen despedidos al espacio, y pasan a orbitar al Sol. Así se forma una corriente o anillo de partículas, denominado técnicamente enjambre de meteoros. La órbita terrestre cruza algunos enjambres de cometas de periodo corto, produciendo lluvias de meteoros. Cuando la actividad de una lluvia de meteoros sobrepasa los 1000 meteoros por hora, se le denomina tormenta de meteoros.
Los cometas tienen órbitas regulares y su paso cerca de la Tierra es periódico. El cometa Biela dio origen a las lágrimas de San Lorenzo. El cometa Temple-Tuttle se acerca a la Tierra cada 33 años y nos deja ver el espectáculo de las llamadas Leonidas, ya que se ven cerca de la constelación de Leo. Las Leonidas fueron vistas por Alexander von Humboldt en 1799 y su última aparición fue en 1999.
Los babilonios fueron los primeros en dejar la huella de su observación de lluvias de meteoros. Se encontraron tablillas con escritura cuneiforme que datan del año 747 a.C. donde se refleja esa observación.
El cometa Biela, reapareció en 1845 pero ya partido en dos pedazos. Cada trozo tomó un rumbo distinto, y con ellos se fueron las lágrimas de San Lorenzo.

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